miércoles, 9 de junio de 2010

Jueves 10 de junio de 2010

A Rajatabla
El Gasto de Gobierno
Jorge Villegas

Fue error de palacio de gobierno mandar al ingeniero Lombardo Guajardo a justificar por qué los recursos que ha conseguido el estado se han canalizado para diversos programas pero no para obras viales.
El Secretario de Obras Públicas, obviamente, no diseña las políticas del gasto público, ni dispone el destino inmediato de los recursos del estado. En todo caso, se limita a aplicar los recursos espaecñificos que le son entregados.
Curiosamente, la oposición y algunos medios, solo consideran productiva la inversión pública que se canaliza a obras viales. O sea, ven al gobierno del estado como un gobierno supermunicipal que no tiene mayor prioridad que abrir y pavimentar calles, así como tender pasos a desnivel.
Nunca debió ser esa la prioridad de gobiernos que deben atender a la pobreza extrema, al aliento del empleo y las inversiones, a la educación de uno de cada cuatro de sus habitantes, a la salud de 4 millones de pobladores, a la nueva prioridad de la seguridad pública.
Es miopía centralista, discriminante, demandar que el grueso de los recursos públicos se inviertan en resolver los problemas de vialidad de la ciudad capital, mientras claman por auxilios la ganadería, la agricultura, los barrios marginados y azotados por la peor crisis de inseguridad.
También necesitamos obras viales pero hay otras prioridades .
Ω
Jueves 10 de junio de 2010

Cosas Nuestras
Opio
Jorge Villegas

En versión contemporánea del dicho de Marx, el futbol es el opio de los pueblos.
Conste, el padre del Comunismo no satanizaba la droga popular de su tiempo.
Cuando señalaba a la religión como el opio de los pueblos, se refería a sus efectos “liberadores”.
Esto es, la religión, como ahora el futbol, como relajadores del pueblo sufrido.
Salida noble para el coraje de los oprimidos y exaltación del ser humano.
Así quedará demostrado mañana, cuando México pare por un partido de futbol-.
La atención del otro lado del mundo , mientras la casa aquí se incendia.
Pero, la verdad, el pueblo merece ese breve éxtasis del opio del Siglo 21.
jvillega@rocketmail.com