viernes, 19 de febrero de 2010

Sábado 20 de febrero de 2010

A Rajatabla
Don Gastón Billetes
Jorge Villegas

Para la primera obra pública de inversión cuantiosa, el Gobernador Rodrigo Medina dio dos instrucciones precisas al Secretario Lombardo Guajardo : terminar no solo a tiempo, sino antes; y evitar, a como de lugar, los sobrecostos.
Lombardo tomo eso muy en serio: tiene con rienda corta a los contratistas en cuanto a los dineros. Y los trae trabajando día y noche para entregar la obra mucho antes del tiempo anunciado .
Es toda una novedad, después de un gobierno desordenado en el gasto e incumplido en los plazos .
Es indudable el mérito de José Natividad González Parás como realizador de obra pública mayor. Santa Lucía y el metro 3 beneficiaron a miles y miles de regiomontanos .
Pero esas y todas las demás obras se entregaron con rezagos intolerables, hasta de años enteros, con el abultamiento hasta del cien por ciento en el costo programado.
De ahí el enorme pasivo con el que carga el nuevo gobierno. Como lo describe el tesorero Alfredo Garza, con su proverbial discreción: “se sobreinvirtió en la obra pública” .
El caso extremo es el de la bella torre administrativa, que sigue pendiente de entrega un año después del plazo anunciado. Donde el estado, contra la previsión original, tuvo que complementar la inversión privada porque el proyecto se desfondó .
Lo que sigue es legislar orden y mesura en la programación de la obra pública. Para evitar el frenón a las finanzas públicas, como el que padecemos ahora.
Ω
Sábado 20 de febrero de 2010

Cosas Nuestras
Balazos
Jorge Villegas

Es absurdo decir que por ser el año diez del nuevo siglo, “nos toca revolución”.
Como la gesta de Hidalgo en 1810 , como la Revolución Mexicana de 1910.
Mucho cambió México en los 200 años de vida independiente.
La Revolución nos dio las instituciones que aun disfrutamos .
No es asunto de calendario , en cambio, el observar el desastre nacional.
El sistema político ya se colapsó . Fracasó aquello de moderar la opulencia y la miseria.
Donde requerimos estadista, tenemos un presidente faccioso cortoplacero .
Apremia el cambio. Violento pero inerme . Antes de que todo acabe a balazos.
jvillega@rocketmail.com.
Viernes 19 de febrero de 2010

A Rajatabla
Don Alfonso
Jorge Villegas

A 25 años del fin de su administración , Alfonso Martínez Domínguez se ha transformado en el metro para medir el valor y la visión de los gobernadores de Nuevo León.
Cuando los policías se insubordinan a nombre de los narcos, cuando hay titubeos ante las crisis financieras, cuando se habla del liderazgo social en una capital siempre levantisca, refulgen la historia de las proezas del gobernador mas discutido pero también el mas respetado de los últimos 40 años.
Sus virtudes se han vuelto leyenda, sus defectos ya no provocan irritación. Se le evalúa por la calidad de la vida que hubo en el estado durante su administración, por la trascendencia de su obra publica, por su capacidad de conciliación y aun de represión de los grupos extremistas .
Paradójicamente, Nuevo León le ha negado el privilegio de un homenaje del tamaño de su fama. Y vaya que aquí hubo estatua para López Portillo y ahí sigue la de Fidel Velazquez. En la Macroplaza, hay monumentos a un caballo enorme y a un torero .
Pero Natividad Gonzalez Paras incumplió su promesa de bautizar a la gran plaza con el nombre de su creador. Y quedo en cuento lo de levantar una estatua en su honor en algún rincón del paseo.
Quienes fueron sus colaboradores fieles se han propuesto editar la reseña de los logros de don Alfonso que trascendieron su momento histórico. Y alentar a la comunidad a dar el reconocimiento formal a quien hoy es objeto de la admiración de propios y extraños.
Ω
Viernes 19 de febrero de 2010

Cosas Nuestras
Ejercito
Jorge Villegas

Desde Miguel Alemán , los militares se fueron a sus cuarteles.
Ya no fueron presidentes de la republica ni buscaron el poder político.
Nuestro ejercito se volvió ejemplo continental de prudencia.
Triunfo excepcional en país de cuartelazos y de caudillos militares.
Hoy, los soldados andan en la calle y en función que no les compete.
Como policías y como sustento de gobernantes ineptos .
Anhelamos verlos de nuevo en sus cuarteles, no necesitarlos en la calle.
Siguen siendo nuestro orgullo. El valuarte de nuestra soberanía .
jvillega@rocketmail.com