sábado, 18 de julio de 2009

Domingo 19 de julio de 2009

 

 

A Rajatabla

Por Margáin

Jorge Villegas

 

En un ambiente nacional  envilecido por la influencia del crimen organizado,    la honestidad  de los hombres públicos  está en entredicho , salvo prueba en contrario.

Por eso hay que examinar públicamente  la actuación del alcalde de San Pedro, Fernando Margáin.

Se trata de un hombre de familia, cristiano, con los valores tradicionales del regiomontano. No es de abolengo largo pero pudo haber sido rentista próspero, dados los antecedentes bancarios de sus ancestros.

Las crisis financieras del país lo redujeron a profesionista empeñoso y político por afinidad con su generación.

Sus errores como alcalde han sido no entrar al detalle – y dicen que el diablo está en los detalles -, delegar en exceso y  atenerse pasivamente a la buena fama de la policía de San Pedro.

Igual que el Presidente, que los gobernadores y otros alcaldes, Margáin aceptó la premisa de que la lucha contra el crimen era cuestión de mejores salarios, armamento,  patrullas y tecnología.

Como todos, se equivocó: policías suyos se vendieron a los criminales y el C4, la joya de la tecnología , acabó al servicio de los Beltrán Leyva.

Las declaraciones tercamente optimistas sobre la calidad de su policía, hechas por Margáin  no lo hacen cómplice, sino víctima de la perfidia de sus  agentes.

 En sentido estricto, el aval del alcalde  sigue vigente para los cientos de policías sampetrinos que están limpios.

jvillega@rockmetmail.com

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