lunes, 25 de enero de 2010

Martes 26 de enero de 2010

A Rajatabla
Robos Impunes
Cualquier pobre diablo, valido de un cuchillo o un desarmador, se atreve a asaltar a un automovilista y a privarlo de su vehículo. Sabe que la policía no procederá hasta que estén seguros de que no es operación del crimen organizado. Que la ministerial arrastra los pies hasta para recibir la denuncia y que ninguna autoridad se atreve a investigar el paradero de las unidades arrebatadas.
Son dos problemas que parecen idénticos pero no lo son: uno es el del crimen organizado, el robo metódico de vehículos para utilizarlos en asaltos y ejecuciones. Y ellos los roban al mayoreo, directamente en las agencias.
Y otro es el de imitadores de pacotilla. Ladrones que andarían hurtando espejos y estéreos si no fuera porque advierten el ambiente de impunidad que prevalece en las calles.
No hay una estrategia oficial para combatir el robo de vehículos a mano armada. A los despojados, les exigen hasta copia del testamento en la ministerial; y cuando dan santo y seña de los asaltantes y de su modus operandi, los “consuelan” diciéndoles que al menos no los mataron. Y que es mejor no hacer tanto ruido, no vayan a volver por ellos.
¿Y el Secretario Estatal de Seguridad? Ya anunció una estrategia: que el robo de automóviles también lo resuelva el Ejército.
El Secretario Jáuregui responde a la pegunta de los reporteros sobrs si en el robo de vehículos está la mano del crimen organizado: “Yo creo que sí, pero no lo sé”.
Ω

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